ARTISTA RECOMENDADO: ROBERTO AIZENBERG

07/04/2022

Roberto Aizenberg nace en Federal , provincia de Entre Rios en agosto de 1928. Ocho años después , su familia se traslada a Buenos Aires. Desde 1950 hasta 1953 estudia con Juan Batlle Planas. Fijará su residencia en París desde 1977 hasta 1981, para instalarse un año en Tarquinia, una localidad medieval situada a 90 kms al noroeste de Roma. Luego de vivir un año en Milán, regresa a la Argentina en 1984, donde fallece en febrero de 1996 a los 68 años de edad.

Aizenberg era un hombre reflexivo,  sensible, sumamente prudente y cultísimo. Dueño de un lenguaje propio donde la mesura era lo primordial, tuvo que enfrentar en su vida personal situaciones familiares difíciles, en las que siempre fue el sostén equilibrado y afectuoso.

Se lo suele situar dentro de las fronteras del surrealismo, y si bien esto es parcialmente cierto ya que partió de esta corriente, con el tiempo, su mensaje se convirtió en una imagen meditada e independiente, que afianzó  su propia identidad. Aizenberg fue un estudioso de las formas, que elaboraba con minuciosidad casi perfecta, producto de la observación de la realidad y de su pasión por lo lúdico. En su universo metafísico la figura se muestra casi inexistente, resultando a veces una bella excusa en sus formidables collages. En este mundo convergen  las torres, las ciudades, las formas geométricas agigantadas en mágicas visiones ópticas, las esculturas y los extraordinarios grafitos que se multiplican en su producción limitada. En la década del 70, un período de viajes continuos, Aizenberg desarrolla entre otros temas , la serie de las Torres, donde adivinamos un homenaje a la vida en sus formas elevadas en una verticalidad continua. Son edificaciones imaginarias sin ventanas ni puertas, solamente una sólida construcción que de alguna manera refleja sus permanentes sensaciones de grandeza y de transparencia, de levedad y solidez al mismo tiempo, y de una constante inmaterialidad contenida.

Su obra toda , es el resultado de un oficio y un rigor extremos. El mercado del arte era un enigma para Aizenberg. Y por ello trabajó en soledad, disfrutando con lo que producía,  transformándose en el gran pintor del silencio. De todas maneras , actualmente sus valores están muy consolidados , siendo Aizenberg un artista que despierta gran interés por parte de los coleccionistas.

 

SONIA DECKER